Mot, alarmado por la vida lujuriante y húmeda que se avecinaba, convocó a Melqart justo antes del verano (momento en el que éste se encontraba débil). Melqart se adentró en el inframundo para enfrentarse con el poder de la muerte, personificado en Mot, su hermano. Mot le venció, y la diosa Astarté, ayudada por Samas (dios del sol) bajó buscando su cuerpo para darle sepultura en el monte Safon.
Luego, ella misma acabó con Mot. Lo quemó y lo molió en un molino cual grano, esparció su carne por los campos y se lo dio a comer a los pájaros. Cuando Melqart vuelve a la vida "de los cielos llueve aceite, de los valles fluye miel".
Año tras año se repite esta batalla, siempre con el mismo final, dando como resultado las distintas estaciones.
Fuente: "El mito de la diosa" de Anne Baring y Jules Cashford, "Judaísmo e Islam profundos" de Rodolfo Gil Benumeya Grimau
Luego, ella misma acabó con Mot. Lo quemó y lo molió en un molino cual grano, esparció su carne por los campos y se lo dio a comer a los pájaros. Cuando Melqart vuelve a la vida "de los cielos llueve aceite, de los valles fluye miel".
Año tras año se repite esta batalla, siempre con el mismo final, dando como resultado las distintas estaciones.
Fuente: "El mito de la diosa" de Anne Baring y Jules Cashford, "Judaísmo e Islam profundos" de Rodolfo Gil Benumeya Grimau
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