Una tradición asegura que el principio de todo fue el soplo del espíritu y un caos terrible. El espíritu (Neuma) se recogió en si mismo con una afición llamada deseo (Photos). Y tal fue el origen de todas las cosas.
De la unión de Neuma y de Photos nació Mot (limo o putrefacción acuosa), germen de la creación. De dicho limo nacieron Kolpiah (soplo de la boca de dios) y su esposa Baau (la noche primordial). De Kolpiah y de Baau nacieron Eon (tiempo) y Protógenos (el primer nacido).
Eon engendró a Genes (género) y a Genea (raza), y éstos poblaron la Fenicia y elevaron sus manos al Sol, señor de los cielos, Baal-Samin. Pasadas largas generaciones apareció Syelyk, principio del fuego. Luego sobrevinieron los relámpagos y el trueno, cuyo ruido sacó de su inmovilidad a los animales que comenzaron a moverse en la tierra y en el mar.
Fuente: www.historiayleyendas.com, "Mitología universal" de Juan Bautista Carrasco
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